He decidido escribir una vez antes de despedirme porque esta semana no he parado. ¡Es que hay que aprovechar todo el tiempo posible!
El principio de la semana consistió en seguir recogiendo y vaciando la habitación. Al menos fue bueno que no hiciera muy buen tiempo (llovía y hacía fresquillo), así que me era más fácil quedarme en casa. Ya tiré mi colección de botellas y me dio mucha pena. ¡Todo son recuerdos! Éstas son algunas fotos del cuarto.
El miércoles fue una noche super divertida, porque aunque durante el día no hicimos gran cosa (puse dos lavadoras, fui a comprar algunas cosillas al Coop), por la noche teníamos una cena con algunos amigos para irnos despidiendo. En principio iba a ser sólo cena de Crêpes y peli, pero acabamos haciendo mil cosas. Aparecieron unos amigos de una chica que vivía allí y estuvimos de fiesta en la cocina, después en McDonals (le dijeron al chico del mostrador que era mi cumpleaños, aunque fue ayer lunes, para que me cantara e incluso me trajeron globos...) y después fuimos al lago que está por Ikea viendo el amanecer. ¡Increíble noche!
El jueves invité a almorzar a mi madre sueca. Le hice una tortilla de patatas y pasamos un muy buen rato, ya que hacía muchísimo que no la veía. Por la noche, Helena y yo fuimos a Koriander. Había muchísima gente y ya no puedo entrar con lista VIP, aunque si se entra antes de las 10 es gratis. Si no, 120kr. Así que a las 21.30 ya íbamos de camino. Se hace muy raro estar en la terraza de la discoteca a las 10, 11 y 12 de la noche y que el cielo esté aún de día. Ahora tenemos unas 20-22 horas de luz y no llega a estar del todo oscuro en ningún momento.
El viernes, además de ser el día nacional de Suecia, había un Mercadillo de comida internacional en Stora Torget. Había puestecitos con comida típica de unos 15 países, pero estoy muy descontenta con el de España: sólo había un puestecito de churros y 3 tipos diferentes de paella, las cuales ni buena pinta ni bien olían. Se pone mi tío Luis a hacer paellas ese día y a los suecos se le caen las lágrimas de la alegría. También estuvimos en un parquecito cerca de la estación de tren, el cual debo confesar que no conocía hasta que Laura me llevó.
Por la tarde, merienda con Laura, siesta (estaba agotadísima de estos días) y después nos pusimos una peli y Laura improvisó una rica cena con la comida que hay que ir gastando.
El sábado seguí limpiando a fondo, tirando cosas y recogiendo, estuve vagueando que si en mi cocina tomando un té con Laura y un amigo, que si con Helena en su balcón... Pero decidimos salir a Tempel y ya nos empezamos a arreglar y hacer preparty. Emelly y Agnes se apuntaron, pero nosotras nos fuimos antes porque antes de las 11 la entrada era gratis, lo que pasó es que cuando quisieron entrar ellas no las dejaron y estuvimos separadas toda la noche. Aún así lo pasamos super bien, nos hartamos de reír y me despedí de una de mis discotecas favoritas de Karlstad.
El domingo, además de la flojera afterparty, estuve con Laura, Helena y Pablo que si en el balcón, que si en el sofá... Por la noche, Laura y yo hicimos tiempo para irnos al lago a ver el amanecer. Salimos a las 2 de la mañana y volvimos a las 5. Fue increíble poder disfrutar de ese paisaje, esos cielos, el canto de los pájaros... Además, todo lo viví más intenso porque sabía que ya no se volvería a repetir, o al menos no en mucho tiempo. La única pega fueron los mosquitos gigantes mutantes que había...
Ayer fue el día de mi cumpleaños, y aunque fue un poco triste no celebrarlo por primera vez con mi familia, estuve muy entretenida y bueno, un cumpleaños en Suecia no se celebra todos los días. Por la mañana fui a comprar con Laura y almorzamos en el restaurante tailandés que tanto nos gusta (otro sitio del que me despedí...). Por la tarde invité a merendar a mi madre sueca, que vino con una de sus hijas, a mi hermana finlandesa, que también trajo a su hija, y Emelly y Laura. Después fui con Emelly a comprar, cenamos juntas nuestra última pizza de atún y cebolla (típica cena nuestra) y estuvimos en una barbacoa con algunos amigos tomando algo. La noche acabó con una peli de miedo. Ahora le estoy temiendo a su despedida, ya que se va en un rato y sin duda va a ser uno de las despedidas más duras, ya que ella aquí ha sido una vecina, una amiga y una hermana. Ya os contaré los llantos cuando escriba el último día...
Y poco más que contar! Me voy, que me espera la lavadora y la despedida de Emelly... Vaya mañanita. Ya os escribo el sábado antes de irme. Muchos besooos!
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